La lógica llevó a Sony a
pensar que si podemos elegir entre dos formatos de video y uno es de mayor calidad que el otro la
decisión está tomada. Este detalle, y una gestión empresarial poco acertada, fueron lo que declinaron la balanza
hacia su principal competidor JVC.
En los años 70 la gente soñaba
con poder captar la vida en movimiento y guardar sus recuerdos de manera que pudieran revivirlos en
cualquier momento. Así la grabación en video proporcionaba una excelente oportunidad
para sacar grandes beneficios, si se conseguía hacerlo asequible para los
hogares.
Los primeros intentos por
desarrollar un tipo de formato de cinta o disco y de reproductor para los
mismos que se pudiera comerciar de manera masiva, corrieron a cargo de Ampex,
pero estos tenían un alto coste y difundirlos de manera masiva resultaba
excesivamente costoso: un rollo de cinta para una
máquina Ampex costaría hoy día unos 1500 euros y un equipo de
grabación/reproducción costaría aproximadamente unos 350 mil euros. Además,
trabajaba en blanco y negro y era tan grande y pesada como un coche pequeño.
Pero en 1975 Sony sacó orgullosamente Betamax que se ajustaba más a las
necesidades de los consumidores y a un precio más asequible. Ahora bien, los problemas empezaron solo un año más tarde cuando
JVC, una empresa rival japonesa sacó el formato VHS.
No era solamente una batalla
por beneficios y números de ventas, sino que era conseguir imponer un formato,
ya que eran excluyentes entre ellos.
Sony apostó por la calidad,
Betamax era mejor tanto en imagen como en sonido, hasta en el tamaño de los
casetes resultaba mejor, sin embargo JVC sabía lo que el público quería, y era
poder grabar sus programas o películas favoritas sin importar la calidad de la
imagen o el sonido, cosa que en un betamax no podían usar porque el formato era
de solo 1 hora, mientras que los de VHS eran de 2 y 3. Este fue un factor clave
para la difusión del VHS y tal vez podríamos sumarle el hecho de que la
pornografía no se encontraba en cintas para betamax, puesto que Sony no lo
permitió (en los 70 y sin internet, dicha decisión tal vez podría representar
un problema), es un tema en debate y no queda del todo claro la importancia o
no en la evolución de ventas de VHS, pero está claro que si no ofreces algo que
tu competidor sí, no te puedes sorprender cuando tus posibles clientes corran
en otra dirección.
Después de la primera mala
decisión llegó la segunda y determinante, Sony no comercializó la idea, Sony
intentó dominar el mercado si o si cobrando un fee por cada unidad vendida al
resto de fabricantes; JVC en cambio estuvo dispuesta a renunciar a gran parte
de sus beneficios compartiendo sus patentes con cualquiera que pudiera
construir su diseño; ¿resultado? fácil: muchas más películas en formato VHS que
en Betamax. Esto fue el final para el Betamax, que era mejor pero menos
comercializado por la dificultad impuesta por la propia empresa.
Seguramente Sony mirando atrás en el tiempo también hubiese renunciado a parte de su beneficio para conseguir comercializar su producto, pero en su momento fue el competidor quien tuvo el valor de arriesgar y así llevarse un mercado que le ha dado unas ganancias inmensas durante décadas. Queda demostrado que no gana la mejor calidad, sino aquel producto que mejor se sabe vender.