martes, 19 de febrero de 2013

¡Ring! ¡Ring!

 

Hasta ahora los casos que hemos explicado en este blog han ocurrido en distintos momento  del tiempo, algunos ocurrieron hace décadas como el de Coca-Cola o Kodak, otros más actuales han ocurrido en estos últimos años, como el de la Noria o Nokia, pero el de hoy es distinto a todos en lo que al tiempo se refiere. En nuestra opinión es muy interesante y por ello creo que se merece una entrada en nuestro magnífico blog. En esta entrada nos remontamos al siglo pasado, concretamente a la década de 1870 y trataremos un caso referente a la empresa Western Union.

Esta empresa norteamericana fundada en 1851 actualmente ofrece varios servicios referentes a transferencias de dinero. Para los que no conozcan esta empresa debemos aclarar que no hablamos de una cualquiera, sus beneficios en 2005 rondaban los 3000 millones de dólares anuales y en la actualidad la empresa sigue funcionando sin problemas.

Muchos pensareis “Con lo curioso que se presentaba remontarse a 1870 y lo actual que es hablar de transferencias de dinero”. Pues tranquilos que Western Union aunque ofrecía el servicio de las transferencias de dinero desde 1871 empezó a centrarse en éstas  en 1879 justo después de cometer el error del que hablaremos.
La Western Union a principios de la década de 1870 tenía un monopolio muy poderoso en Estados Unidos, el telégrafo. En la época era la manera más utilizada de comunicarse a distancia y Western Union al tener el monopolio, era una de las empresas más importantes del momento. El telégrafo era algo increíble, una forma de comunicarse inmejorable pero un buen día un hombre llamado Graham Bell poseedor de una patente de un aparato innovador llamado teléfono se presentó en la sede de la empresa y les expuso lo que aquel aparato el cual él había patentado(no inventado como muchos creen  
http://es.wikipedia.org/wiki/Telefono) era capaz de hacer, y les ofreció la patente para que ellos pudieran explotarlo por 100.000 dólares.

Los directivos de Western Union, cegados por lo increíble que les parecía su querido telégrafo le dieron una palmadita en la espalda a Graham Bell alegando que este artilugio no tenía ningún futuro. Es posible que durante unos años los ejecutivos de Western Union se rieran del loco que les quiso vender algo llamado teléfono por 100.000 dólares, pero poco les duraron las risas por los pasillos o con el café, porque pocos años después del ofrecimiento, Bell en 1878 fundó Bell Telephone Company con la ayuda de su suegro y, ¿A que no sabéis que pasó en 1879? Western Union tuvo que abandonar su negocio más preciado y se centró en la transferencia de dinero, negocio en el cual supo actuar y sobrevivir y de qué manera hasta la actualidad.

 

Finalmente reflexionando sobre el caso, creo que es importante darse cuenta que no debemos cegarnos con algún proyecto, producto o servicio por muy bien que funcione en su momento y menos hoy en día, porque la tecnología avanza rápidamente y lo que hoy es muy innovador, mañana puede estar ya desfasado.

 Wester Union  nos recuerda al caso de Kodak,  éxito presente no predice éxito futuro. Esto es aplicable sobre todo en el mundo tecnológico, un producto que funciona muy bien hoy, no tiene porque funcionar igual de bien o simplemente funcionar mañana. Wester Union ha sobrevivido y es una gran empresa a día de hoy, pero podría haber sido aun más grande, si sus ejecutivos no hubiesen sufrido miopía empresarial.

 
 
 
 

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Frase de la semana

Si nos levantamos temprano, y sin reproches, somos imparables. Tengo pasión por mi oficio, ese es el secreto.

Josep Guardiola.